
 
El
sitio arqueológico está en la parte central norte de la península
de Yucatán; se ubica a 120 kilómetros de la ciudad de Mérida,
capital del estado que toma su nombre de la península, y su acceso es
por la carretera federal número 180.

“La
ciudad al borde del pozo de los itzáes”,
fue la capital regional más importante del área maya en los años
750 a 1200 d.C., puente entre los periodos Clásico y Posclásico
mesoamericanos. Sus restos, aún bien conservados, confirman la fama
que le asignaron las crónicas y leyendas indígenas de Yucatán. Sus
vestigios muestran que la civilización maya tradicional se
enriqueció con otras corrientes culturales de Mesoamérica.
Según evidencias cerámicas, hubo en la región de Chichén Itzá
ocupación humana desde el Preclásico superior hasta el último
milenio a.C. Pero fue hasta el final de Clásico y el Posclásico
temprano cuando el sitio adquirió las proporciones y características
urbanas que hoy admiramos.
Los
primeros sitios se erigieron siguiendo el estilo arquitectónico Puuc,
característico de las pujantes ciudades mayas de Uxmal, Kabah y Sayil
que se establecieron en la serranía del mismo nombre. En la mayoría
de ellas el estilo Puuc marca su auge, pero también su florecimiento
final. Sin embargo, en Chichén Itzá se desarrolló un estilo propio
que integró, sobre la base del Puuc, conceptos, formas e imágenes de
otras áreas de México, especialmente de la costa del Golfo y del
altiplano central, ya que con la lejana Tula, capital de los toltecas
históricos –en el actual estado de hidalgo– se dieron las
relaciones más estrechas en los rubros de planificación, estilo
arquitectónico e iconografía. También se da un estilo mexicano o
maya-tolteca de Chichén Itzá. Desafortunadamente,
faltan muchos datos para explicar y fechar mejor la evolución de los
distintos periodos.
El modelo cultural desarrollado en
Chichén Itzá parece haber sido bastante exitoso y flexible, por ello
pudo mantener durante largo tiempo el poder en la región y controlar
los acontecimientos de Yucatán. El poderío militar –expresado con
frecuencia en las representaciones pictóricas del sitio–, el
control de las rutas de comercio, la explotación de la sal en el
norte y las ricas zonas agrícolas en el sur, pueden haber formado sus
elementos básicos materiales, apoyados además por el factor
ideológico de la posesión del Cenote Sagrado, entrada al inframundo
maya.
La decadencia de Chichén Itzá se
relaciona con el surgimiento de mayapán como nuevo centro de poder en
Yucatán. Desde
el siglo XIII,
la parte habitada de la ciudad era muy reducida. En el siglo XVI,
El Castillo y el Cenote Sagrado aún funcionaban como escenarios de
grandes procesiones que consultaban su oráculo; sin embargo, los
grandes edificios ya no recibían mantenimiento. No obstante, un
pueblo cercano del linaje de los cupules, rechazó un primer intento
hispano por establecer su capital colonial en las ruinas, aprovechando
el inmenso valor simbólico que esto hubiera tenido para la conquista;
posiblemente fue el pueblo de Pisté que aún tiene población maya y
que está asentado en la parte occidental de Chichén Itzá.
Tomado de la miniguía editada por el INAH.
Texto: Doctor Peter Schmidt
Fotografía: Archivo imágenes mexicanas.
Días
de visita: de lunes a domingo.
Horario: 8:00 a 17:00 horas.
Servicios: estacionamiento, tianguis turístico, museo de sitio,
custodios y sanitarios.
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