
 
Este
sitio arqueológico se localiza a unos 15 kilómetros de la ciudad de
Mérida, en dirección a la costa norte, tomando la carretera federal
número 261 hasta la desviación a Chablekal.
 Un
documento colonial de compra-venta de un sitio o estancia, con sus
linderos claramente demarcados, hoy conocido como la hacienda
Dzibilchaltún, prueba que desde 1689 se designa al lugar con ese
nombre, formado por cuatro palabras mayas: dzib, “escritura”,
il, “locativo”, chal, “plano”, y tun, “piedra”,
que se traduce como “El lugar donde hay escritura en las piedras
planas”.
El horizonte Formativo o Preclásico en
Dzibilchaltún (500 a.C.-250 d.C.) está representado por la fase
Xculul, el Clásico (250-1000 d.C.) por las fases Piim y Cop I y II, y
el Posclásico (1000-1500 d.C.) por las fases Zipché y Chechém.
El asentamiento, de tipo concéntrico,
ocupa un área de 16.25 kilómetros cuadrados. Los tres primeros
kilómetros corresponden a la parte central y se caracterizan por la
abundancia de construcciones monumentales del tipo de la Plaza Central
y el Templo de los Siete Muertos; los restantes 13 kilómetros
cuadrados incluyen conjuntos arquitectónicos que se van volviendo
más dispersos y la última parte se compone de edificios con
plataformas escalonadas alrededor de plazas y pequeñas pirámides sin
bóveda.
En
total se han registrado alrededor de ocho mil cuatrocientas
estructuras. Las bóvedas de los edificios de piedra se construyeron
mediante el sistema de piedras seledizas y los muros se levantaron a
base de hiladas de piedras encimadas, unidas por una mezcla y
recubiertas en sus lados externo e interno por una capa de estuco.
Esta técnica ha sido llamada “mampostería
verdadera” y contrasta con la que se practicó en la siguiente
época llamada de “piedra de bota” por la forma que adoptaron los
bloques con grandes espigas que quedaban inmersas en un mortero de cal
y cascajo.
En el sitio se han encontrado 12
caminos artificiales o sacbeoob,
palabra maya que significa “camino artificial”. La mayoría de
éstos parten del centro y se dirigen hacia las construcciones
situadas en la periferia. Su longitud oscila entre los 28 metros y los
1280 metros y tienen un ancho de unos 15 metros en promedio.
Tomado de la miniguía editada por el INAH.
Texto: arqueóloga Beatriz Repetto-Ti.
Días de visita:
de lunes a domingo.
Horario: de 8:00 a 17:00 horas.
Servicios: parador, restaurante, museo, estacionamiento,
custodios y sanitarios. Los visitantes pueden, si lo desean, bañarse
en el cenote.
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